jueves, 20 de octubre de 2011

Hacia la primera Ciudad de los Derechos Humanos

 

Ciudadanos comprometidos con la Primavera Árabe trabajan en las comunidades para lanzar la primera Ciudad de los Derechos Humanos en Oriente Próximo.

 

El objetivo es lograr que, en una ciudad determinada de la región, residentes y autoridades adopten los derechos humanos como una forma de vida y se involucren en planes y acciones positivas para alcanzar la justicia social y económica de toda la comunidad. El modelo busca asegurar que todas las leyes, políticas, recursos y relaciones en la localidad respeten los derechos y la dignidad de de sus miembros.
“Todos en la ciudad están en igualdad de condiciones y, sean alcaldes o basureros, se sientan a la mesa como iguales buscando colectivamente lo que debe ser resuelto a través de una perspectiva de derechos humanos”, explicó Robert Kesten, director ejecutivo del Movimiento Popular para la Educación en Derechos Humanos (PDHRE, por sus siglas en inglés), con sede en Nueva York.
Los principios guía para este modelo de ciudad están consagrados en la propia Declaración Universal de Derechos Humanos, ratificada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en 1948. Es importante que residentes y autoridades conozcan y sean capaces de actuar de acuerdo con los derechos, y que estos se apliquen en todos los niveles de los procesos de toma de decisiones y de resolución de problemas.
El enfoque comunitario requiere un cambio de paradigma. Si bien las instituciones nacionales son usualmente responsables de promover y proteger los derechos y las libertades de acuerdo con los tratados internacionales firmados por el Estado, en una Ciudad de los Derechos Humanos gran parte de la responsabilidad recae en el ámbito local. Las autoridades y los residentes se convierten en agentes de cambio.
“En vez de concentrarse en un tema o grupo particular de personas… trabajamos a nivel comunitario, enfocándonos en cada hombre, mujer y niño”, explicó Omar Aysha, activista de El Cairo que trabaja en la iniciativa. Rosario, Argentina, se convirtió en la primera Ciudad de los Derechos Humanos del mundo en 1997. Hoy el modelo se aplica en 15 urbes de África, América y Europa. El PDHRE inició los proyectos, pero la mayoría fueron completados por las propias comunidades.
Antes de la Primavera Árabe parecía poco probable que el concepto pudiera aplicarse en Medio Oriente y el norte de África, región en la que regímenes autoritarios le negaban a la ciudadanía derechos políticos, económicos y sociales básicos. Pero los levantamientos populares que acabaron con los gobiernos en Túnez, Egipto y ahora Libia parecen haber abierto una ventana de oportunidades.

                   "Somos libres a pesar de la represión" Bahrein, 2011 (AP Photo/Hasan Jamali)

“El trasfondo de estas revoluciones está vinculado con la lucha por la libertad y la democracia”, dijo Kesten. “El deseo de ser libre es un motor poderoso, así que cuando Túnez cayó nosotros sabíamos que otros países no estarían lejos” de derrumbarse también, añadió. Una demanda fundamental de los manifestantes en los levantamientos era que los gobiernos rindieran cuentas ante sus pueblos.
Tradicionalmente, los gobiernos funcionan como una pirámide con el órgano ejecutivo al tope. El objetivo de las ciudades de derechos humanos, explicó Kesten, es “invertir la pirámide y colocar a las personas encima de todo, para que puedan ser dueñas de sus propios derechos”.
El PDHRE identificó a la norteña ciudad egipcia de Alejandría como la posible primera Ciudad de los Derechos Humanos de la región. Fue en esta ciudad mediterránea de cuatro millones de habitantes en donde la lucha por las libertades individuales y la justicia social de este país árabe adquirió una fuerza sin precedentes.
En junio de 2010, dos oficiales de policía de esa ciudad sacaron a la fuerza a Khaled Said, de 28 años, de un local de Internet y lo golpearon hasta matarlo.
Cuando la fotografía del joven muerto se hizo pública, se desató una fuerte indignación popular, motivando crecientes protestas que, a la postre, terminaron con el derrocamiento del presidente Hosni Mubarak. El PDHRE espera generar impulso en base al legado de Said para desarrollar Alejandría como primera Ciudad de los Derechos Humanos de Medio Oriente.
La organización destaca que se trata de una ciudad más pequeña y por tanto más accesible que El Cairo. Además, es útil su importancia internacional e histórica. El desafío de transformar una ciudad notoria por su represión política y brutalidad policial en un faro de las libertades individuales requiere de un nuevo enfoque.
En agosto, el PDHRE creó los Cuerpos de Derechos Humanos de Egipto, grupo de representantes del gobierno, el sector privado y la sociedad civil encargados de “llevar el mensaje a la comunidad”. Los integrantes de los Cuerpos recibieron entrenamiento sobre cómo personalizar los derechos humanos e introducirlos en la vida diaria. Se encargan de trasladar los valores al hogar, el lugar de trabajo y a toda la red social.
“Es importante no solo que las personas conozcan sus derechos, sino que también los integren a sus vidas”, explicó Aysha, líder de los Cuerpos. “Se olvidan las lecciones a menos que las conviertas en parte integral de todo lo que hagas”. Mientras los regímenes autoritarios siguen cayendo en Medio Oriente y el norte de África, el PDHRE ve la oportunidad de facilitar una nueva comprensión sobre los derechos humanos, pasando “de la caridad a la dignidad”.
La organización trabaja en forma paralela en Túnez, donde activistas locales lanzaron sus propios Cuerpos de Derechos Humanos. Y ahora, con el fin del régimen de Muammar Gadafi, Libia podría ser el próximo paso.

 

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